Colocamos los pimientos en una bandeja de horno y les echamos unas gotitas de aceite por encima. Los horneamos durante 35 minutos a unos 175 ºC.
Seguidamente los pasamos a un cazo u otro recipiente similar y lo tapamos con papel de aluminio, para que “suden” y sea más fácil pelarlos.
Una vez fríos, los pelamos y les quitamos las semillas.
Los cortamos en tiras y los disponemos en una fuente.
Añadimos aceite de oliva, sal y los ajos muy finos.
Metemos en el frigorífico hasta el momento de servir.
Partiendo de la elaboración de estos pimientos, también podemos hacer otros platos como alguna ensalada, crema o un puré de pimientos.
Para este puré pasamos, por separado, los pimientos rojos y después los verdes por un pasapurés.
Después, en dos cazos diferentes, ponemos un poco de mantequilla y el puré correspondiente y lo calentamos, lo sazonamos, le agregamos un chorrito de nata líquida y al cabo de unos minutos tendremos una buena guarnición, o simplemente para decorar platos.