Cortamos la gallina en trozos no demasiado grandes y la cebolla la picamos menudita.
En una cazuela, sartén o recipiente adecuado con el aceite de oliva doramos los ajos, el pan y las almendras, sacamos y echamos en un mortero para majarlo junto con el azafrán, las yemas y la sal.
En este mismo aceite rehogamos la cebolla y añadimos la gallina.
Dejamos que se fría un poco y seguidamente agregamos el zumo de limón y la cubrimos con agua, le ponemos las especias, una pizca de sal y tapamos el recipiente.
Al cabo de unos 45 minutos, cuando la carne esté tierna, incorporamos el majao (diluido con un poco de caldo de la cocción) y hervimos otros 5 minutos, pero con el fuego más suave para que la salsa quede bien ligada.