La ruina de la anterior iglesia, situada junto al cementerio, evidenció la necesidad de construir una nueva. Gracias a la iniciativa de Luis Almécija Lázaro, por entonces Coadjutor de Huécija, se edificó la actual en la plaza principal de Alicún en 1911. En el interior se venera la imagen del Patrono, San Sebastián.
Se trata de un sencillo edificio de una sola nave y una construcción en mampostería y ladrillo, con un revestimiento que imita a los sillares de piedra.