Dado el carácter eminentemente comercial de Albox durante el siglo XIX, la figura del arriero cobró capital importancia en la economía albojense.
Utilizando bestias de carga y carromatos, transportaban las mercancías (piedra, alfarería, textiles…) a las principales poblaciones vecinas.
Con la aparición del automóvil, la tradición del arriero se mantiene en Albox, con flotas de camiones que distribuyen los productos almerienses a todos los rincones de Europa.