El nombre viene de los descendientes de Tariq.
Con la expulsión de los moriscos en el siglo XVI, el pueblo quedó prácticamente deshabitado, siendo repoblado paulatinamente por cristianos venidos de Castilla.
A principios del siglo XX, con el auge de la uva de Almería, la población llegó a superar los 1000 habitantes.
Actualmente cuenta con unos 300 vecinos, viviendo mayoritariamente del campo, principalmente cítricos.