La Asunción de la Virgen María es una de las creencias más antiguas y veneradas del cristianismo. Aunque no aparece explícitamente en la Biblia, la tradición sostiene que al finalizar su vida terrenal, María fue llevada al cielo en cuerpo y alma. Esta creencia se consolidó en la Iglesia desde el siglo IV, especialmente en Oriente, donde se celebraba la “Dormición” de María.
El dogma fue proclamado oficialmente por el Papa Pío XII el 1 de noviembre de 1950 mediante la constitución apostólica *Munificentissimus Deus*, que afirma:
“La Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial”.
Este dogma subraya la glorificación de María como modelo de esperanza para todos los fieles, anticipando la resurrección prometida por Cristo.
La Asunción ha sido representada en el arte cristiano desde el siglo XII, con gran riqueza simbólica:
La Asunción representa: