San Indalecio es uno de los llamados “Siete Varones Apostólicos”, discípulos enviados por los apóstoles Pedro y Pablo para evangelizar Hispania en el siglo I. Según la tradición, fue el primer obispo de Urci, una ciudad romana situada en lo que hoy es la provincia de Almería.
Predicó el cristianismo en tierras del sureste peninsular, convirtiendo a numerosos habitantes y estableciendo las bases de la fe cristiana en la región. Su labor evangelizadora fue reconocida por su fervor, sabiduría y entrega, y se le atribuyen varios milagros relacionados con la curación y la protección de los fieles.
San Indalecio murió mártir, aunque los detalles de su martirio son escasos y envueltos en leyenda. Sus reliquias fueron trasladadas a San Juan de la Peña (Huesca), donde se veneran desde la Edad Media.
San Indalecio suele representarse con:
Estas imágenes se encuentran en retablos, frescos y esculturas en iglesias de Almería y otras zonas del sureste español.