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La devoción a la Virgen del Rosario tiene sus raíces en el siglo XIII, cuando, según la tradición, la Virgen María se apareció a Santo Domingo de Guzmán y le entregó el rosario como instrumento para la evangelización. María le enseñó a rezarlo y le pidió que lo predicara entre los hombres.
El término “rosario” proviene del latín *rosarium*, que significa “jardín de rosas”, y simboliza una corona espiritual ofrecida a la Virgen María. En la Edad Media, los fieles que no sabían leer ni recitar los 150 salmos comenzaron a sustituirlos por 150 Avemarías, agrupadas en decenas, acompañadas de meditaciones sobre los misterios de la vida de Cristo y de María.
La devoción se consolidó especialmente tras la victoria cristiana en la Batalla de Lepanto en 1571, atribuida a la intercesión de la Virgen del Rosario. Como reconocimiento, el Papa Pío V instituyó la festividad de Nuestra Señora del Rosario el 7 de octubre.